Páramos de orejas de conejo

Páramos de orejas de conejo

El frailejón (Espeletia pycnophylla), también llamado «oreja de conejo», y «sangurima» en quichua, es una roseta gigante perteneciente a la familia Asteraceae, propio de los páramos andinos del norte, distribuida en Colombia y Ecuador. Esta especie en Ecuador se encuentra entre los 3500 y 4000 m.s.n.m. [1]. Dentro del Libro Rojo de las plantas de Colombia, está catalogada como Preocupación menor [2].

Espeletia pycnophylla subsp. angelensis https://www.flickr.com/photos/52033111@N08/18782805636

Es una planta perenne que se distingue por su tallo con una altura de 3m y una roseta siempreverde de largas hojas densamente pubescente. Algunas características adaptativas expresadas en su morfologia son las hojas en roseta y el aislamiento y almacenamiento de agua en el tronco.

En Colombia, los frailejones se encuentran ampliamente distribuidos, constituidos por cerca de 200 géneros y 1200 especies. Simbolizan y caracterizan el páramo, ya que constituyen uno de los principales componentes en las comunidades de la alta montaña, llegando a alcanzar el 40% de la cobertura vegetal. Mientras, en Venezuela se reconocen 130 especies sólo del género Espeletia, y se ha evidenciado hibridización entre especies del mismo. Se distribuyen desde bosques nublados a 1500 msnm a los límites superiores de crecimiento vegetal a 4700msnm.

Origen

Los países con mayor concentración de frailejones, refiriéndonos a otras especies del mismo género o de géneros similares, se encuentra en los andes de Venezuela, seguido por Colombia, y sólo una especie llega a los Andes ecuatorianos [2]. Se ha hipotetizado, en base a la distribución georgáfica y los patrones de diversidad de especies, que hubo migración de Venezuela y la Cordillera Oriental Colombiana hasta su distribución actual, durante el último periodo glaciar [3].

Hay varias hipotesis del origen de los frailejones, una de ellas menciona que hubo una migracion altitudinal con procesos de especiacion y posteriormente una radiacion horizontal, originándose en los paramos de Mérida en Venezuela [4]

Las semillas de los frailejones no tienen mecanismos especiales de dispersión, y la reproducción puede ser lenta, por lo cual las barreras geográficas como valles o montañas dificultan su dispersión y favorecen su especiación dentro de las poblaciones, ya que se encuentran aisladas de otras poblaciones, lo cual se refleja en el gran número de endemismos: El 90% de las especies de frailejones que crecen en Colombia son exclusivas [2].

Ecología

Las hojas muertas de los frailejones pueden servir de refugio para insectos, donde se llegaron a encontrar más de 80 especies de artrópodos, así como fauna semejante a la encontrada en la hojarasca de los bosques montanos [2].

Además, se los considera como especies paragua en los ecosistemas, ya que el ecosistema de paramo depende de la conservacion de los frailejones, ya que estos actúan como esponjas [5]

Conservación

La mayoría de los frailejones pueden alcanzar edades de varios decenios, en algunas especies de Coespeletia se han registrado edades máximas de 130 a 170 años. Disturbios como la quema y el pastoreo, así como condiciones climáticas extremas del suelo, vulneran las poblaciones de frailejones, ya que durante su desarrollo, las rosetas pequeñas son las mas afectadas al estar en contacto con el suelo. A pesar de que los individuos adultos de la población pueden mantener la proporción de semillas que se implantan y de juveniles que germinan, si el proceso de disturbio continúa pueden llegar a perderse los adultos también, llevando a la extinción de la población local. Estas condiciones vuelven a los frailejones un grupo muy vulnerable a procesos de extinción [2].

Sociedad

En Colombia se encuentra en circulación una moneda que representa a otra de las especies de frailejón, Espeletia grandiflora, desde 2012 [6]. Sin embargo, se menciona que la verdadera planta representada es Espeletia incana, debido que el escapo de la planta se ve desnudo, característica de E. incana [4]:

Moneda de 100 pesos colombianos representando a Espeletia grandiflora

Literatura citada

[1] Anzahler páramos

[2] Calderón E., Galeano G., García N. 2005. Libro rojo de plantas de Colombia, volumen 2, Palmas, frailejones y Zamias. Serie Libros Rojos de Especies Amenazadas de Colombia. Bogotá, Colombia. Instituto Alexander Von Humboldt – Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia – Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. 454 pp. ISBN 958-8151-47-3

[3] Sklenář, P., Dušková, E., & Balslev, H. 2010. Tropical and Temperate: Evolutionary History of Páramo Flora. The Botanical Review, 77(2), 71–108. doi:10.1007/s12229-010-9061-9].

[4] Jardín Botánico de Bogotá. 2020. Tejiendo Palabra: Páramos, tierra de Asteráceas. https://www.facebook.com/148086468592729/videos/695807050998033

[5] Diazgranados, M. 2013. Aportes a la delimitación de los páramos desde el estudio de los frailejones (No. Doc. 26844) CO-BAC, Bogotá).

[6] Banco de La República. 2012. Moneda de 100 pesos https://www.banrep.gov.co/es/moneda-100-nueva

La Cascarilla, el árbol que curó la Malaria

La Cascarilla, el árbol que curó la Malaria

La cascarilla o quina (Cinchona officinalis) es un árbol perteneciente a la familia de las Rubiaceas, al igual que el café. Es considerada como la Planta Nacional del Ecuador. Se distribuye en los Andes tropicales, en los países de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, entre los 1600 y 2700 msnm, aunque se registra como especie introducida en Burundi, Jamaica, y la República Democrática del Congo [1].

Tomado de: Wikipedia

Fue descrita por Linneo en 1742, en su obra Species plantarum con ramas colectadas en Loja, Ecuador por el geodésico francés La Condamine [2].

Según un manuscrito encontrado en la Biblioteca del Vaticano, sus propiedades fueron conocidas por un fraile español en 1628. Así también, en 1633 el padre Caloncha se refirió a esta planta y sus propiedades en la «Crónica Moralizadora de la Orden de San Agustín» [2].

Sin embargo, la historia de su descubrimiento se remonta a Loja – Ecuador, donde un indígena reveló al Corregidor de dicha ciudad sobre las cualidades de esta planta. En 1638 se supo que la esposa del Virrey de Lima, Francisca Enríquez de Rivera, condesa de Chinchón – Perú, había contraido malaria terciaria, razón por la cual el corregidor de Loja envió una pequeña cantidad de polvos de corteza de quina, proveniente Cajanuma (Loja). La condesa se curó y para 1640 ya se había difundido por Europa la propiedad curativa de estos polvos, mas no al árbol, hasta 1736, cuando La Condamine visitó América y colectó sus ramas. Por esta razón es considerada tanto de Perú como de Ecuador [2].

Hasta 1750 la provincia de Loja fue la «bodega» de la industria de la Cinchona. En los siglos XVIII y XIX, la exploración y explotación de quina en Ecuador y Bolivia la llevaron casi a su extinción. Por los años de 1850, posteriores a la independencia, los gobiernos europeos, teniendo en cuenta la creciente demanda mundial de quina, y su camino a la desaparición, decidieron enviar botánicos y extraer secretamente plántulas y semillas de esta especie, con el fin de propagarlas en diferentes sitios de su jurisdicción, tales como Java y las Indias Orientales. De este modo, Europa arrebató el mercado americano, abasteciendo al 95% de la población mundial [2].

En 1820, Pelleter y Ceventon aislaron los alcaloides de la cascarilla en París, a lo que siguió el establecimiento de la primera fábrica de quinina en el mundo, en 1823, en Filadelfia [2]. .

Con el tiempo, el principio activo de la cascarilla, la quinina, fue utilizado para la elaboración del agua tónica, al adicionarle agua carbonatada, con lo cual era una bebida bastante agria. Con el tiempo se adicionó ácido cítrico y azúcar para hacerlo más apetecible, disminuyendo el sabor agrio. Así también se disminuyó el contenido de quinina hasta proporciones muy bajas en la actualidad [3].

De Cinchona officinalis, se tiene registros de formar asociaciones o manchas en bosques subandinos, así como ciertos inconvenientes morfológicos para su germinación en áreas nativas [2, 4]. Una especie hermana, Cinchona pubescens, se ha introducido en Galápagos y Hawai, causando desequilibrio ecológico en estos ambientes isleños, debido a su rápido crecimiento y posterior acaparamiento de luz, evitando el crecimiento de especies nativas de menor altura [5, 6]. Su reproducción, además de las semillas puede darse por esquejes, rebrotes de árboles talados.

Otras especies relacionadas, pertenecientes al mismo género, se se encuentran en peligro de extinción y han sido catalogadas por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), entre ellas Cinchona rugosa, C. lucumifolia, y C. mutisii [7].

Es recomendable ver un video documental realizado por la DW.

Créditos Ilustraciones: http://plantillustrations.org/ 

Link del video: https://www.facebook.com/dw.espanol/videos/vb.131314590235972/2004619956258864/?type=2&theater

La flor del andinista

La flor del andinista

La flor de Chuquiragua (Chuquiraga jussieui) es una planta, perteneciente a la familia de las Asteraceae, y nativa de los Andes Ecuatorianos. Se distribuye en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia entre los 1800 y 5000 msnm [1]

Dentro de la cultura local, es utilizada para tratar golpes, gripe, limpias, postparto, afecciones renales y hepáticas, dolor de estómago, o fiebre [2,3]. También llamada «Flor del Caminante» o «Flor de los Andes» es utilizada por los andinistas ya que se considera que aumenta el calor corporal cuando estos deportistas ascienden a las cumbres [4].

Chuquiraga jussieui J.F.Gmel. en el páramo de Mojanda

Si bien su venta es extendida en los mercados de Quito, no se tiene claro el origen de su comercialización.

Descripción de la Especie: Son arbustos densamente ramificados que, según diferentes autores, tienen de 1,5 a 1,8 m de alto. Sus tallos son relativamente cuadrangulares. Sus hojas son simples, alternas, imbricadas, lanceoladas a anchamente ovadas, enteras, glabras, coriáceas, brillantes, duras y de ápice punzante, de base sésil, uninervias, de hasta 1,2 cm de largo. Posee una inflorescencia compacta con una cabezuela terminal vistosa de hasta 5 cm de largo, homógama (de igual sexo), con brácteas anaranjadas, punzantes. Las flores son delgadas, de color amarillo o anaranjado, llegan a ser 45 y tienen 20 mm de largo, de cáliz blanco-plumoso, corola tubular, 5-lobulada, de estilo muy largo anaranjado o escarlata, con estigma cortamente bifurcado. El fruto es de color negro. [1][5]

LITERATURA CITADA

[1] Cadena V., Jaramillo E. 2018. Chuquiraga jussieui J.F.Gmel. MAE, SUIA. XII Congreso Latinoamericano de Botánica. Disponible en: http://clb2018.org/wp-content/uploads/2018/07/Chuquiraga_jussie.pdf

[2] Dávila M., Pomboza P., Vásquez C., & Gómez T. 2016. Etnobotánica de plantas nativas de una comunidad rural de la Sierra, Ecuador: un análisis cuantitativo. ARNALDOA, 23(1), 219-234. Disponible en: http://journal.upao.edu.pe/Arnaldoa/article/view/243

[3] Ansaloni R., Wilches I., León F., Peñaherrera E., Orellana A., Tobar V., & De Witte P. 2010. Estudio preliminar sobre plantas medicinales utilizadas en algunas comunidades de las provincias de Azuay, Cañar y Loja, para afecciones del aparato gastrointestinal. Revista Tecnológica-ESPOL, 23(1). Disponible en: http://rte.espol.edu.ec/index.php/tecnologica/article/view/40

[4] Sandoval C. 2015. Chuquiragua, tesoro de los Andes ecuatorianos. Diario Últimas Noticias. Disponible en: https://www.ultimasnoticias.ec/noticias/27943-chuquiragua-salud-plantasmedicinales-beneficios-andes.html

[5] Ulloa C. 2015. Chuquiraga jussieui. En: MECN – INB. 2015. Plantas de los páramos del Distrito Metropolitano de Quito, Ecuador. Serie de Publicaciones del Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales del Instituto Nacional de Biodiversidad. Publicación Patrimonio Natural del Ecuador Nro. 2. Quito-Ecuador. Disponible en: Disponible en: http://www.mobot.org/MOBOT/Research/pdf/PlantasParamosDMQ.pdf